miércoles, 4 de marzo de 2015

Yo no soy tu muñeca de trapo


Es curioso cuando él la escribe para pedirla perdón. Sobre todo es curioso porqué ahora él hace aquellas cosas que la negaba rotundamente no hacer. Qué dilema tan grande y como cambian las cosas. ¿Qué es realmente lo que él pretende con esto? Y lo gracioso de todo que cuando la escribe, tiene él el valor de decirla que se la nota que es feliz. Si él supusiera, sólo una milésima parte, de que ella a veces se ahoga en gritos sordos, que algunas noches llora en silencio para que no se entere su cicatrizado corazón… entonces comprendería que su sonrisa viste su cara, que es su más fuerte armadura, para decirle al mundo que todavía no se ha rendido.
Da igual, de todas formas ella le ignora, ya está demasiado cansada de ser su juguete para entretenerle cuando él se aburre. Ya no es su muñeca de trapo... 

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